¡Ay!, aquella mujer, tan sólo aquélla, tanto delirio a realizar alcanza, y esa mujer tan cándida y tan bella, es mentida ilusión de la esperanza es el alma que vívida destella su luz al mundo cuando en él se lanza, y el mundo con su magia y galanura es espejo no más de su hermosura. | Es el amor que al mismo amor adora, el que creó las sílfides y ondinas, la sacra ninfa que bordando mora debajo de las aguas cristalinas; es el amor que recordando llora las arboledas del Edén divinas, amor de allí arrancado, allí nacido, que busca en vano aquí su bien perdido. | ¡Oh llama santa! ¡Celestial anhelo! ¡Sentimiento purísimo! ¡Memoria acaso triste de un perdido cielo, quizá esperanza de futura gloria! ¡Huyes y dejas llanto y desconsuelo! ¡Oh mujer, que en imagen ilusoria, tan pura, tan feliz, tan placentera, brindó el amor a mi ilusión primera! |
miércoles, 14 de mayo de 2008
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