martes, 15 de abril de 2008

CLASICISMO

Clásico viene del adjetivo latino “classicus” que significa categoría, clase y de allí pasó a designar los principales y mejores escritores y sus obras. En el término tiene varias acepciones: las literaturas clásicas por excelencia son la griega y la latina, consideradas las más acabadas y perfectas, y por lo tanto, modelos de las demás literaturas.

Clásicos son también los autores que han llevado a su máximo la literatura en sus respectivas lenguas o países. A este periodo de máximo esplendor corresponde el nombre de la Edad de Oro: el siglo XV para Italia, el XVI y XVII para España, etc. Así obras clásicas son las que perduran, por haber superado las pruebas del tiempo y la crítica.

Clásicos, mejor llamados “clasicistas” son los escritores que escribieron de acuerdo con las tendencias deducidas de los autores grecolatinos, ya imitándolos o inspirándose en ellos, o apoyándose en concepciones a las que supuestamente se habían sujetado los antiguos.
Lo clásico se opone a lo romántico; como una reacción al Clasicismo, que degeneró en una copia servil y fría de los clasicistas, aparecerá el romanticismo, que es libertad y sentimiento. Clásico se contrapone a moderno.

1. PANORAMA HISTÓRICO LITERARIO

En narrativa, el escritor más original fue Francisco Rabelais, quien relató las aventuras del gigante “Gargantúa” y luego las de su hijo “Pantagruel”, con sencillez, pero con gran percepción de lo cómico, burlesco y satírico, en un lenguaje a veces burdo y popular, pero lleno de vida.

Nace el ensayo, Miguel de Montaigne hombre de sólida instrucción y espíritu crítico, amó el retiro y el estudio, gustó de comparar las opiniones propias con las ajenas, a fin de juzgar mejor de las cosas. Sus meditaciones dieron origen a sus Ensayos – nombre con que se bautizó al género – escritos en tono sencillo, claro y con espíritu moderno de escepticismo y discreción.

El género tal vez más afectado por el rigor de las reglas y la subordinación de la imaginación a la razón, fue la poesía. La lírica está hecha para la emoción y a veces para la reflexión; y los clásicos la utilizaron para la pedagogía. El eslogan barroco de “el arte por el arte” fue trocado por el de “el arte para la educación”, con lo que se desvirtuó su finalidad literaria. Por eso la lírica cayó desde Ronsard.

El que mejor puede representar la poesía de la época es Juan de Lafontaine, quien cultivó todos los géneros, pero principalmente la didáctica, es decir, imitó e inventó fábulas: pequeñas narraciones ficticias y sencillas, de las que se obtiene una lección, sea ética, filosófica, artística o práctica; o bien critican las situaciones del momento, pero que pueden presentarse en cualquier tiempo y lugar, tales como los problemas políticos, la adulación, etc.

Conservan una moral popular y burguesa y a ratos más negativa que positiva, pues se puede reducir a la prudencia y a la moderación: es decir, a no confiar en los demás y a no excederse, cosas abiertamente buenas, pero insuficientes para el alimento del alma del niño. Además, concede escaso lugar al ideal, al sacrificio a la caridad.

Los personajes de la fábula son los llamados “irracionales” que en un ambiente mítico (hablan para deliberar sus asuntos, como los dioses antiguos) explican que el hombre ya no es el único centro del mundo, ni el rey del universo, que la razón es tan universal e igual para todos, que las mismas reglas que rigen la conducta y sabiduría animales, pueden servir de modelo al comportamiento humano. Contra el racionalismo y la fe, se empieza a tomar más en serio la vida simplemente terrestre. Por eso los animales pueden predicar:
· Prudencia e ingenio
· La moderación, que no excluye el valor, ni debe llegar al exceso de la inactividad
· El servicio a la sociedad
· Que ellos se parecen al hombre por su inteligencia y él a ellos por sus instintos
· Que el hombre les debe estima y protección, en vez de ingratitud.

En el cuerpo de la fábula los personajes aparecen observados con precisión y cariño (al contrario de las églogas y novelas pastoriles en que el ambiente cortesano es trasladado al campo, e idealizados los pastores), de donde brota su poesía. El estilo varía con los personajes, pero todos hablan con sencillez y naturalidad, porque la Naturaleza los creó sin complicaciones.

Técnicamente invierte el procedimiento de los antiguos, en quienes el relato prepara la moraleja; en Lafontaine la fábula es ante todo relato. En cuanto a la versificación, rompe con el verso alejandrino: utiliza diferentes combinaciones métricas y estróficas; se permite el encabalgamiento.
Tanto por la multiplicidad de los argumentos como por sus reflexiones sobre el amor, la amistad, la muerte, etc…, Las fábulas se convierten en una vasta comedia de cien actos diversos que adquieren su verdadera dimensión cuando se les considera en su totalidad, pero también tomadas cada una de ellas por separado. Han sobrepasado el interés ético, con lo que el poeta ha vencido al moralista.

2. LA PROSA CLASICISTA
La novela y el ensayo, principalmente han colaborado para formar una tradición bastante nutrida del género dentro del marco cultural europeo. Así no es raro encontrar que algunos críticos señalen la supremacía de Francia respecto a la calidad técnica y descriptiva de su prosa.

2.1. La novela.

Francia ha tenido desde antiguo una tradición novelística, pues allí se originó el género, se precisó su técnica, su estructura, se le infundieron valores descriptivos, psicológicos. En la novela clasicista se externa el pensamiento de manera sincera, espontánea: lo visto, oído o vivido en los salones de la gente noble va a ser tema de la narrativa. Se comunican las intimidades, ya en memorias, en cartas, en confesiones, ya en pequeñas narraciones sin grandes complicaciones técnicas.

2.2. El ensayo, la Ilustración

A pesar de que la Europa del siglo XVII se mantuvo dentro de un rigor unitario y preceptivo, en el siglo XVIII ese clima de unidad y seguridad está encubierto por la nieve de las pelucas blancas, bajo las cuales se alimentaba la inquietud y la libertad, que iban a subvertir el orden establecido anunciando la pluralidad moderna y contemporánea. Es cuando se empieza a gestar el grito de “ Libertad, igualdad, fraternidad ”, y el racionalismo llega a caer en el ateísmo: el concepto de Dios es sustituido por el de la naturaleza.

La Enciclopedia opuso a las tesis tradicionales de fe, absolutismo y disciplina sus antitéticos: razón, constitucionalismo y libertad; su prólogo y sus artículos son verdaderos ensayos que divulgan tales teorías. Bajo esta misma forma de ensayo se van a comunicar los pensadores – literatos.

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